jueves, 18 de junio de 2009

KADUR

Salvo Bobby, un fox terrier que le regalaron a mi hermana mayor, todos los perros que han pasado por mi vida me han causado pánico y repulsión, por esoKadur no podía ser una excepción o tal vez fue él quien inició en mí la aversión hacia los perros.
Un aciago día del mes de Octubre papá apareció en casa con él y nos dijo que era necesario para cuidarnos de los extraños, pero mis hermanos y yo sentimos tanto pavor con su presencia que tuvo que tenerlo atado la mayoría del tiempo.Seguramente que Kadur – un pastor alemán todo negro y con una pinta de lobo que tiraba para atrás- era un perro estupendo, pero eso a los diez años no entraen tus pensamientos y todos los niños- yo en especial – lo evitábamos.Estate quieta – me decían- los perros huelen el miedo, y la verdad es que mi miedo lo olía hasta yo, no necesitaba ser perro para eso. Desde ese instante ese dicho de que los perros huelen el miedo se ha incrustado en mi mente yperro que veo, perro que "siento" que me huele el miedo.
Años después supe que realmente el pedigrí de Kadur no era muy limpio olinajudo y que sí, algún lobo tenía algo que ver con sus brillantes colmillos.
Aparte de las noches, la mañana de los domingos -la hora de misa para ser másprecisos- el bueno de Kadur gozaba de completa libertad. Es decir: papá losoltaba y él se comportaba como un loco saltando y corriendo sin ton ni son por todos lados…No sé qué fue de Kadur –ni antes, ni después- pero hay un episodio que ha quedado grabado en mi memoria, en la mía y en la de algunos más (jeje).
Sucedió el día de la fiesta mayor del pueblo. A todos en casa nos hicieron vestir con nuestras mejores galas para asistir a la misa solemne, no recuerdo la vestimenta de los demás - seguro que estaban guapísimos- pero yo, vestía un traje azul y blanco (falda azul y cuerpo y tirantes de encaje blanco), que era un modelito especial traído de una tienda de ropa infantil de Gijón. Estaba muy guapa todo hay que reconocerlo. Mi melena roja ese día flotaba al viento como una bandera de libertad.
Papá dio la voz de alarma:-Todos fuera de la casa y el jardín que nos vamos a misa y voy a soltar al perro.Yo andaba distraída y no lo escuché, cuando me fui a dar cuenta toda la familia había desaparecido y Kadur daba vueltas enloquecido corriendo alrededor de la casa. Empecé a sudar de pánico, lo confieso, y calculé – mal- una de las vueltas del perro para salir a toda velocidad de la casa y el jardín…Corrí y corrí sin mirar atrás pero sintiendo el aliento de Kadur en mi cogote.
Éramos tantos que nadie me había echado en falta (alguien copió mi situación para rodar años más tarde un montón de películas: Solo en casa) hasta que laspuertas de la iglesia se abrieron de golpe y una niña pelirroja, pequeña y despeinada, con el traje roto y sucio entraba por el pasillo central de la iglesia, corriendo como una loca hacía el altar mayor…Detrás de mí, Kadur, contentísimo, asustaba a la concurrencia. Si no estoy en los anales del pueblo debería estarlo. No sé mis padres, pero yo pasé una vergüenza de esas que jamás se olvidan…Confieso que mi miedo por los perros, se convirtió en pánico desde entonces,muchos se ríen de mi circunstancia, pero es que no saben…
Lola Bertrand

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