viernes, 19 de junio de 2009

EL ASPID

Se evadía en la noche de su cesta de silencio y buscaba su presa.
Sinuoso, como siempre, encontraba donde hincar su dardo venenoso, sus miserias,su envidia amarilla...¡Siempre hay una presa fácil donde verter el veneno!Se deslizaba entre las líneas oscuras de la oscuridad, llevando sus complejos como almohada; su piel, vestida de palabras y hermosos colores, deseaba ocultar el cúmulo de complejos que día a día le iban llenando el alma de miserias...
¿Aportaba algo al eco-sistema que lo había acogido...?Sí, ya lo creo que aportaba: círculos clandestinos, insidias aquí y allá, una gota de su purulento néctar por el otro lado...Se sentía el rey rodeado de incondicionales acólitos, pero ante el águila era cobarde, replegaba sus ataques, recogía velas, creyendo engañar con su untosa voz de concordia, a alguien...¿Era bueno para algo...?¿Lo soportaban por algo...?¿Aportaba algo..?Seguramente que sí, si no, la sabia naturaleza ya lo hubiese eliminado...Su gran error fue evadirse de la cesta de higos de Cleopatra, y, desear hincar sus colmillos venenosos en la jugosa manzana del Paraíso...
Se creía hombre, incluso nombre..., y, sin embargo, solamente era un vil reptil...
Lola Bertrand

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