Astuta y reservada me sigue su mirada verde que disfraza deseos. Desperezándoseen el viejo sillón, sus ojos exigen, ruegan, preguntan. Calculadoras pupilascazan cada una de nuestras circunstancias. No dice nada, me habla con su cuerpoelegante y fino; mis respuestas son caricias que le entrego en la palma de lamano. Compañía silenciosa, duerme sus sueños en mi regazo…Llevamos tiempo siendo testigos de nuestros propios comportamientos: él,impetuoso e imprevisible y yo condescendiente y un tanto despreocupada. Noscompensamos. Hoy me he sentido segura de su cariño, cuando me ha ofrecido unpobre y pequeño ratón, atrapado entre sus patas.
Pilar Moreno
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario